martes, 9 de febrero de 2010

Humilde.

Esta es la historia de una chica que llegó a Jaén para cambiar de vida, para disfrutar de cada momento como si fuera el último, para disfrutar en esta “nueva vida” de todo lo que carecía en su otra vida. Decidió hacerlo con un objetivo muy claro: encontrar diversión, amor, amistad…Al fin y al cabo para ser feliz a su manera.


La primera vez que estuve a su lado, ya sentí que algo fuerte nos uniría y que seríamos mucho más que dos simples conocidas. Fue pasando el tiempo, nos fuimos uniendo, conociendo y compartiendo nuestros días con alegría. Pero tengo esta pequeña gran capacidad de analizar muy bien a las personas, de mirarlas a los ojos y saber si lo que dicen lo dicen de corazón. Creo que nunca la miré y pensé que ella estaba mintiendo, pero intuía que había algo que no me había contado. Sabía que no era una chica normal, obvio, porque las personas normales no entran en el corazón de nadie en sólo tres meses.


Le preguntaba y evita el tema, incluso llegué a pensar que le molestaba hablar de ello. Hasta que hoy por fin, quiso contarnos todo lo poco que nos quedaba saber de su vida. Y hoy, puedo asegurar firmemente que para mí eres una valiente. Valiente, porque has sido capaz de dejar todo lo fácil y venir aquí. Has dejado todo lo que la mayoría de la gente desea “una vida acomodada” para vivir entre cuatro paredes, con personas que tienen un nivel de vida muy normal. La gente normal no hubiera sido capaz de dejar todo aquello, o por lo menos no para irse a un lugar que no fuera mejor.


Tenías miedo de que tu historia cambiara nuestra forma de verte. Pero no te equivoques, ahora te valoramos más aún. Me encanta como eres y ojala que hubiera más personas así porque el mundo sería mucho más bonito.


Maca, hemos aprendido de ti, hemos reído contigo, hemos bailado y casi llorado juntas. ¿Y sabes qué? Tengo mucho que aprender de ti, porque me he dado cuenta que eres de esas personas que sólo le da importancia a lo que de verdad la tiene. Sabes valorarlo todo, escuchar y sacar sonrisas y no creo que haya nadie que te conozca en ningún lugar del mundo que pueda odiarte. Eres increíblemente increíble, y tienes que creértelo. Pero como todo lo bueno, tú “también te acabas”. Y te irás, y estarás de nuevo a 10 mil kilómetros de distancia, pero después de muchas lágrimas y despedidas he aprendido que cuando tienes un vínculo especial con una persona, por mucho que pasen los años y por mucho que la maldita distancia se cruce por medio, ese vínculo será irrompible.



Por todas esas cosas, no intentes decir que eres normal, porque no te lo permito. Además, yo no me rodeo de personas normales ni simples, porque de ellas hay millones, pero personas como tú hay muy pocas. Eres nuestro regalo Maca. Eres el regalo más grande. Sólo espero que nunca dejes de ser así, de pensar como piensas, de llegar tanto a las personas, de tener esa capacidad de querer y ser querida. Ser especial, te hace grande.


Te admiramos y te queremos.

Y siempre, seremos sin serlo, tus dos compañeras de piso.

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