jueves, 12 de noviembre de 2020

Sobre los márgenes.

 

Playas y aeropuertos

hoy llenas de mares de esqueletos,

por desilusiones en los puertos

sin más amantes descubiertos.

 

Silencios obligados

perdidos en nuestros bienes más preciados.

En busca de un futuro donde podamos

al fin sentirnos más abrigados.

 

La luna llena, aún desde la lejanía

minuciosamente observa

esta cara oculta de nuestra falta de alegría.

 

Melodías encriptadas en sonrisas demasiado forzadas.

Noticias gafadas de una sociedad ya descarnada.

 

Es el paso de un tiempo que no pasa,

como el río esperando encontrar su salto en la cascada.

 



lunes, 24 de agosto de 2020

Espejismos

 

Escéptica, cierro los ojos imaginando volar sobre la arena.

Acompañada de una mano que me busca y que equilibra mis vaivenes,

que me levanta o me empuja a volar en libertad.

 

Nunca me había sentido tan libre, ni si quiera cuando estaba sola.

Pero ahora veo el mar en sus ojos. Y encuentro la paz en sus brazos.

Las canciones cobran sentido, las miradas reman en la misma dirección.

 

Los días, a veces, siguen siendo cimas de montañas complicadas de ascender, aunque ya no tengo miedo de subirlas, ni de bajarlas, ni si quiera de escalarlas…

 

Es cierto que nadie saber ver venir el temporal, pero tu fragor corporal me ayuda a resistir.

 

Viajamos alrededor del mundo y me cuentas tus experiencias antes de mí mientras escribimos nuestro propio cuaderno de bitácoras.

 

Sabes decir que no cuando algo te disgusta.

Y tu sonrisa ilumina la ciudad.

 

Sigo sin soltarte de la mano...

 

Me resigno a abrir los ojos y que todo sólo haya sido un espejismo.



[He pensado bien lo que dije, lo que confesé en esos viajes, lo que pude hacer y no hice
Lo que va a dejar cicatrices]

domingo, 12 de julio de 2020

Siempre pasa algo


Me sigue resultando extraño el absurdo inconformismo de nuestra especie natural.

Siempre estamos pensando en el siguiente día, en el próximo viaje, en que llegue el viernes y el viernes en que el lunes tenemos que volver a trabajar. Parece casi imposible poder disfrutar de cada respiro, de cada momento, del aquí y del ahora. Puede que este estrés del “mañana” sea producto de no estar haciendo realmente lo que queremos hacer “hoy”.

Un día conduce al otro como si de un pestañeo se tratase y cuando paras de pestañear te preguntas ¿Qué me ha traído hasta aquí? ¿Por qué no ha pasado nada estos últimos dos años? ¿Por qué sigo sintiendo que algo falta? ¿Será que siempre va a faltar algo?.

Considero que estas preguntas son bastantes subjetivas, porque sí: todos los días nos pasa algo, siempre hay una razón que te llevó hasta ahí y tu vida sí ha cambiado en estos dos últimos dos años. Pero no deja de ser incómodo creer que no estás donde perteneces, al menos por un tiempo y a la misma vez no saber cuál puede ser ese lugar.

Cuando viajaba por el Sudeste Asiático acompañada sólo de mi mochila, tuve muchos momentos de reflexión y admito que en esos 4 meses pude llegar a encontrarme plenamente llena por dentro. Radiaba una sonrisa interior que trasmitía a todo el que me encontraba. Allí acaricié la libertad de elegir qué hacer en cada instante: sin juicios ni miramientos, sin prisas, sin la maldita de necesidad de hacerme constantemente preguntas que no encuentran la respuesta.

Vivo en constante contradicción con lo que hago y con lo que creo que me gustaría estar haciendo, aunque es esto último lo que tampoco lo tengo muy claro. Mi único objetivo es encontrar el equilibrio para así poder vivir en concordancia con lo hago y lo que siento.

Confía, confía, confía…

Un día volverás a sentarte en este mismo lugar…
para reescribir las respuestas de todas preguntas que hoy te faltan.

Un día, un día…pero mientras…respira.





Nuestros medios contra el miedo.
Gritando a contraviento en este presente eterno.