martes, 12 de marzo de 2024

Facing my fears.

 

Es la primera vez en mi larga andadura como usuaria de internet que he ido a buscar algo y no he obtenido respuesta: ¿Por qué las muletas de España y las de Estados Unidos son tan diferentes? Me surgió esta duda viendo una película americana en la que casualmente, uno de los protagonistas estaba cojo como yo en estos momentos. El actor aparecía con esas muletas altas en las que apoyas todo el peso en las axilas, y yo mientras no dejo de mirar la mía que está sutilmente tirada en el brazo del sofá, pensando como algo que debe tener la misma finalidad puede ser tan diferente y cuál de las dos sería realmente más efectiva. Bueno, el caso es que lo busqué en Google y éste no supo darme la respuesta. Lo cual me dejó más atónita si cabe.

He de reconocer que, en esta semana de convalecencia, no ha sido la única pregunta sin respuesta que me ha surgido.

¿Por qué no soy consciente de mi cuerpo y de la suerte que tengo cada día cuando todo está en orden? Lo difícil que es cuando algo mínimo falla y lo duras que deben ser algunas enfermedades de meses, años. Me pregunto cuál será la mía, cual será mi futuro y cual será mi calidad de vida en un futuro.

Esto me llevo a la siguiente pregunta. No voy a ser madre. No quiero ser madre, pero… ¿Qué consecuencias tendrá no ser madre? ¿Me arrepentiré? ¿Quién me cuidará cuando lo necesite? ¿La soledad me hará arrepentirme de esto? Elijo no ser madre, pero también elijo caminar sola y en sus consecuencias. Confío en mí, confío en saber gestionar estas dudas cuando vengan en un futuro y debo ser consciente en ese momento de que no fui madre, porque realmente no quise serlo.

Pienso también como seré yo cuando no estén ellos, mis padres. Ahora mismo son las únicas personas que tengo alrededor a diario, comparto con ellos comidas, cumpleaños, llamadas, mensajes y tuppers. ¿Quién seré yo sin uno de ellos? ¿Y sin ambos?

¿Estoy en el lugar que quiero estar o estoy en el lugar en el quiero pensar que quiero estar? Esta maldita pregunta creo que me perseguirá toda la vida. Supongo que esta alma nómada quedará siempre en mí, aunque no me mueva de casa. En realidad, he tenido tantas “casas” que no creo que esta sea la última.

Pienso mucho en cómo nos cambia el tiempo, a veces me convenzo de que el pasado fue más divertido, aunque muy dentro de mí siento que, en algún momento, mi vida dará un giro de 360 grados. Es como si algo me dijera que van a pasarme cosas trepidantes que nunca me imaginaría que pasaran: en realidad llevo esperando años que esto suceda.






I lost my faith tonight
Answers hard to find
Maybe in another life

jueves, 9 de noviembre de 2023

Tu salvación.

 

Te conocí alegre, inquieta, soñadora.

Podías hablar con cualquiera y bailar sin parar con la seguridad que le caracteriza a alguien que confía bastante en sí misma.

No pensabas demasiado, eras impulsiva. Hacías y deshacías arrasando con todo como un torbellino. Tenías metas oceánicas, proyectos a gran escala. Parecías libre y muy feliz.

 

Pronto me di cuenta que había algo detrás de todo eso. No sabía bien qué era y tampoco me atrevería a preguntártelo hasta años después, pero sí que reconocí desde el principio tu incesante búsqueda.

 

Dentro de aquella libertad desmedida, había algo en ti que te haría sentir vacía: un arraigado pensamiento que te llevaba a querer encontrar TU SALVACIÓN.

 

Buscabas sin cesar una cita, sexo o unos ojos que te miraran y te amaran. Imaginaste una familia con cada persona que te abrazaba y un futuro bajo los pies de cada “te quiero”.

 

Entonces, encontraste lo que ansiabas y comenzaste una relación que no hizo más que emerger todas las piezas rotas que te habían llevado a pensar que encontrarle te salvaría.

 

Pero sin embargo te hundió, porque te afanaste tanto en querer tener a alguien que ni si quiera te planteaste lo sumamente diferentes que erais.

 

Ahora me hablas como si fueras más consciente que nunca de todo esto, te auto engañas con tus propias lecciones de vida, de crecimiento personal y de todos los rituales que haces contigo misma, pero luego vuelves a querer buscar en cada persona que conoces un amor de película.



 

Vuelves a fracasar, a sufrir y a infravalorarte. Así es como llevas años en bucle.

 

Si supieras que esa obsesión es la que precisamente no te permite encontrarlo…

 

Si supiera la primera persona que te dañó todos los efectos secundarios de sus actos…

 

Si supieras como te ven mis ojos, entenderías al instante que tu salvación SOLO está en ti.

Tu hogar está en ti.



Tiene que haber una salida
Tiene que haber una salida
Tiene que haber una
Para tanto dolor

sábado, 6 de agosto de 2022

Telarañas

 

Además de la creencia de sentirme con derecho a todo durante mis veinte, pasé toda la década considerando que podía conocer a quien yo quisiera, tener sexo con quisiera, amar a quien quisiera, y no comprometerme con una sola persona o incluso con un único grupo social, o una sola ciudad, país o cultura. Armada con este sentimiento grandioso de conectividad con el mundo, iba de un lado a otro entre países y océanos. Hice decenas de amigos y me encontré en los brazos de un buen número de amantes. Amigos que pronto fueron reemplazados y amantes que olvidé en el vuelo hacia el siguiente destino.

Era una vida extraña, repleta de experiencias fantásticas que ampliaron mis horizontes, pero también de bienestares efímeros diseñados para adormecer el dolor que subyacía. Aunque algunas de las lecciones más importantes que definieron mi carácter sucedieron durante ese periodo.

Viajar es una fantástica herramienta de desarrollo personal, porque te libra de los valores de tu cultura y te muestra que otra sociedad puede vivir con valores completamente diferentes y aun así funcionar y no odiarse entre sí. Esta exposición te obliga a reexaminar lo que parece obvio en tu vida y a considerar que quizá no es necesariamente la TUYA la mejor manera de vivir.

Así que de una forma u otra siempre quiero seguir sintiéndome viva viajando, deconstruyendo y construyendo mis valores, porque no hay nada de lo que disfrute más HOY que de mirar atrás y ver todo lo que he cambiado.




lunes, 13 de septiembre de 2021

Metamorfosis.

Hace tiempo pensaba que había dejado una parte de mí por el camino, que algo de aquella YO había desaparecido, que ya no parecía la misma y esto la verdad, me aterraba.

Hoy, sin embargo, soy consciente de que es un error fustigarnos recordando cómo éramos hace unos años en vez de valorar todo lo que hemos crecido.

Hoy siento que hace no tanto tiempo que comencé a ser y actuar como realmente quería, que hace no tanto que elegí no esconder mi personalidad, ni aparentar lo que no soy, ni vestir cómo dicta la moda para estar más cerca de esos horribles cánones de belleza que nos imponen, comprendí entonces que la comodidad conmigo misma es una prioridad y no hablo sólo de la ropa.

Hace años que dejé de complacer a la sociedad y empecé a ser consciente de que mis gustos son míos, independientemente de lo que piensen los demás. Empecé a opinar con criterio, a no ir donde no me apetece, a no escuchar a quien no me interesa y a deshacerme de pensamientos borreguiles que no tienen ninguna lógica.

Entonces empecé a escuchar más, a leer más, a empatizar más, fundamentalmente porque ahora                     lo hacía desde lo que realmente me interesaba o sentía que me aportaba. 

Sin duda ahora pienso que nunca es suficiente, que aún me queda tanto por recorrer, por crecer,  por hacer y deshacer y por deconstruirme cada maldito día, pero hay tantas mujeres que me han                 ayudado en este recorrido…tantas referentes, tantas valientes, tantas amigas.

Gracias a ellas que han escrito, que han hablado, que han reflexionado, que han conseguido que         rebusque en ese lugar perdido que tenía dentro de mí para que hoy, ese YO ande siempre en                                                                       constante construcción.

     

jueves, 12 de noviembre de 2020

Sobre los márgenes.

 

Playas y aeropuertos

hoy llenas de mares de esqueletos,

por desilusiones en los puertos

sin más amantes descubiertos.

 

Silencios obligados

perdidos en nuestros bienes más preciados.

En busca de un futuro donde podamos

al fin sentirnos más abrigados.

 

La luna llena, aún desde la lejanía

minuciosamente observa

esta cara oculta de nuestra falta de alegría.

 

Melodías encriptadas en sonrisas demasiado forzadas.

Noticias gafadas de una sociedad ya descarnada.

 

Es el paso de un tiempo que no pasa,

como el río esperando encontrar su salto en la cascada.

 



lunes, 24 de agosto de 2020

Espejismos

 

Escéptica, cierro los ojos imaginando volar sobre la arena.

Acompañada de una mano que me busca y que equilibra mis vaivenes,

que me levanta o me empuja a volar en libertad.

 

Nunca me había sentido tan libre, ni si quiera cuando estaba sola.

Pero ahora veo el mar en sus ojos. Y encuentro la paz en sus brazos.

Las canciones cobran sentido, las miradas reman en la misma dirección.

 

Los días, a veces, siguen siendo cimas de montañas complicadas de ascender, aunque ya no tengo miedo de subirlas, ni de bajarlas, ni si quiera de escalarlas…

 

Es cierto que nadie saber ver venir el temporal, pero tu fragor corporal me ayuda a resistir.

 

Viajamos alrededor del mundo y me cuentas tus experiencias antes de mí mientras escribimos nuestro propio cuaderno de bitácoras.

 

Sabes decir que no cuando algo te disgusta.

Y tu sonrisa ilumina la ciudad.

 

Sigo sin soltarte de la mano...

 

Me resigno a abrir los ojos y que todo sólo haya sido un espejismo.



[He pensado bien lo que dije, lo que confesé en esos viajes, lo que pude hacer y no hice
Lo que va a dejar cicatrices]

domingo, 12 de julio de 2020

Siempre pasa algo


Me sigue resultando extraño el absurdo inconformismo de nuestra especie natural.

Siempre estamos pensando en el siguiente día, en el próximo viaje, en que llegue el viernes y el viernes en que el lunes tenemos que volver a trabajar. Parece casi imposible poder disfrutar de cada respiro, de cada momento, del aquí y del ahora. Puede que este estrés del “mañana” sea producto de no estar haciendo realmente lo que queremos hacer “hoy”.

Un día conduce al otro como si de un pestañeo se tratase y cuando paras de pestañear te preguntas ¿Qué me ha traído hasta aquí? ¿Por qué no ha pasado nada estos últimos dos años? ¿Por qué sigo sintiendo que algo falta? ¿Será que siempre va a faltar algo?.

Considero que estas preguntas son bastantes subjetivas, porque sí: todos los días nos pasa algo, siempre hay una razón que te llevó hasta ahí y tu vida sí ha cambiado en estos dos últimos dos años. Pero no deja de ser incómodo creer que no estás donde perteneces, al menos por un tiempo y a la misma vez no saber cuál puede ser ese lugar.

Cuando viajaba por el Sudeste Asiático acompañada sólo de mi mochila, tuve muchos momentos de reflexión y admito que en esos 4 meses pude llegar a encontrarme plenamente llena por dentro. Radiaba una sonrisa interior que trasmitía a todo el que me encontraba. Allí acaricié la libertad de elegir qué hacer en cada instante: sin juicios ni miramientos, sin prisas, sin la maldita de necesidad de hacerme constantemente preguntas que no encuentran la respuesta.

Vivo en constante contradicción con lo que hago y con lo que creo que me gustaría estar haciendo, aunque es esto último lo que tampoco lo tengo muy claro. Mi único objetivo es encontrar el equilibrio para así poder vivir en concordancia con lo hago y lo que siento.

Confía, confía, confía…

Un día volverás a sentarte en este mismo lugar…
para reescribir las respuestas de todas preguntas que hoy te faltan.

Un día, un día…pero mientras…respira.





Nuestros medios contra el miedo.
Gritando a contraviento en este presente eterno.