jueves, 20 de noviembre de 2008

Como un niño

Se había pasado toda una vida cuidando a su familia, trabajando y dando todo lo que tenía por los suyos. Es Una de las personas más fuertes que he conocido en este mundo. Por lo que cuenta, la vida le dio muchos desengaños, de los cuales aprendió a crecer y a hacerse mucho más fuerte. Consiguió una carrera y aunque no llegó tan lejos como él deseaba para nosotros es un gran periodista. Construyó una familia y tuvo dos niñas preciosas, que por cierto le adoran.
Pero un día su vida dio un vuelco de 380 grados, le diagnosticaron una enfermedad que requería un transplante de hígado. 9 meses de espera tuvieron que pasar para que el calvario acabara. Bien o mal. Todos éramos conscientes de la complicación de la operación. Todos queríamos que llegara el día para que dejara de sufrir y tener problemas, pero a la vez teníamos tanto miedo de recibir esa llamada…Yo dormía cada noche pensando en él, sufriendo por él a escondidas, sólo le pedía a Dios que volviera a sonreír, que volviera a tener una vida normal. No quería verlo más en aquel sillón, no quería oírlo más diciendo “me canso”.

Un 12 de noviembre de 2005, viernes, me duché, quedé con mis amigas y salí. Ese día no llevaba bolso, por tanto no llevaba el móvil conmigo. A las 11 de la noche recibo una llamada al móvil de mi amiga, era mi hermana: Rosa, ven para casa. Fui corriendo, creo que corrí mas que nunca, ya sabía lo que era porque llevábamos 9 meses esperando ese momento. Llegué a casa y encontré a mis padres haciendo la maleta. Mi madre muy tranquila y fuerte (como siempre) me dijo que habían llamado a papa para por fin transplantarlo. Iba de segundo, es decir, otro paciente tiene preferencia en la operación pero si éste fallaba, entraría papá. A las 8 de la mañana volvieron papá y mamá de Granada. No había podido ser. Ese no era el momento. Pero volvieron a llamar por teléfono. Ahora sí, papá iba de primero en la operación, esta era la definitiva. Recuerdo que fue uno de los peores momentos de mi vida…me quedé sola en casa, intentando no llorar por mi hermana pequeña, intentando pensar que todo iba a salir bien. Solo quería darle la mano a papá y decirle que era un campeón y que pronto volvería a casa. Pero por dentro tenía mucho miedo de que todo saliera mal y no volverlo a ver. Pasé toda la noche durmiendo y llamando a mamá al móvil hasta que por fin a las 6 de la mañana me dijo que la operación había terminado y que los médicos le habían dicho que todo había transcurrido con normalidad. Entonces fue cuando pude dormir unas horas. Al día siguiente mi hermana tenía que ir al colegio así que la desperté, le preparé el desayuno y se marchó. Yo hice lo mismo pero en vez de ir al instituto sólo tuve fuerzas para ir a la catedral y darle gracias a Nuestro Padre Jesús de que todo hubiera salido bien. Me senté en frente de él llorando y sólo repetía una palabra: gracias, gracias, gracias. Dos días después y con el apoyo de mis amigas decidí coger un autobús a Granda para ir a verlo, sobre todo porque aunque el horario de visitas era muy restringido pero sólo tenía ganas de sentirme más cerca de él y de ver a mamá. Cuando llegué ya no pude entrar a verlo, pero de pronto fui a la puerta de la habitación que estaba abierta y lo vi de lejos saludándome con la mano. Qué sensación tan extraña, por fin lo veía y además dedicándome una sonrisa.

11 días después volvió a casa. Fue como un milagro. Más guapo que nunca. Yo estaba en la ducha, llamó a mi puerta y oí su voz. Todos esperábamos que estuviera un mes en el hospital, pero él como es un campeón sólo estuvo 11 días. Empezamos a cuidarlo como a un niño pequeño, porque sus defensas estaban bajas y no podía coger ningún tipo de infección. Mamá le hacía muchas sopitas y él cada día se sentía mejor y yo lo veía lleno de vida. Empezó a hacer deporte, a beber cervezas sin alcohol a salir con mamá a dar paseos, a relacionarse. Yo me sentía tan feliz de verle así. Era como un niño grande que había vuelto a nacer. Fue un regalo tenerlo de vuelta, fue el mejor regalo que me ha hecho la vida, verlo dando guerra, verlo sonreír.

Ahora ha cumplido 3 añitos, y yo no he podido estar con él. Pero lo tengo conmigo cada segundo, lo llevo en el mejor sitio que puedo: en mi corazoncito. Lo quiero mucho, aunque a veces me enfado con él porque los dos tenemos un carácter bastante fuerte, pero sé que él da la vida por mí al igual que yo la daría por el. Lo echo mucho de menos aunque sé que está muy feliz por verme feliz a mí.
Ojala que la vida nos permita tenerlo entre nosotras mucho tiempo más y que los próximos años pueda estar a su lado. Porque volviste para sentarte con los tuyos, para compartir alegrías, para contarnos lo que has soñado, para ver colores nuevos y días claros.

2 comentarios:

Pugliesino dijo...

Un abrazo fuerte!!

El mio salió del hospital tras superar un infarto.Recorríamos la ciudad camino de casa,era la misma ciudad,y sin embargo todo era tan diferente,enormes ganas de vivir, compartir tantas cosas,era el niño de la casa.
Cuando preguntan para que sirve un blog tú has escrito de las mejores respuestas que pueda darse.

Un abrazo fuerte y heyy bienvenida!! :)

Anónimo dijo...

Ya vine el otro día, pero como mi conexión está fatal no pude dejarte nada escrito. Luego... a mi cabeza, que está más fatal aún, se le olvidó volver...

En cuanto a esta entrada, lo único que puedo decirte es que... "NI LO DUDES", porque con las dudas llega el pesimismo y así no se puede. En cuanto al carácter fuerte... (por experiencia propia, de mi padre y mía) en realidad es algo así como un regalo. Discutir no es del agrado de nadie, pero los besos y el cariño de esas personas de carácter fuerte... valen el doble que los del resto, ¿a qué sí? ;)


P.D. Aquí hay algo para tu Blog, pero no te apures porque es como las lentejas: "si quieres lo tomas y sino, pues lo dejas" ;)

Lo que digo del compromiso y de la constancia, en particular, espero que te des muy pero que muy aludida, ¿vale? Y no va a hacer falta que de diga porqué.

Y no te preocupes por no comentar o por no leer, después de saber lo que sé... ya tienes ganado un pedacito de mi cielo azul para el resto de los días.

Un besazo!!! Ah, y cuéntanos cosas de Erasmus leñe!! ¿o es que no piensas hacer que me corroa la envidia) :P