Es la primera vez en mi larga andadura como usuaria de
internet que he ido a buscar algo y no he obtenido respuesta: ¿Por qué las
muletas de España y las de Estados Unidos son tan diferentes? Me surgió esta
duda viendo una película americana en la que casualmente, uno de los
protagonistas estaba cojo como yo en estos momentos. El actor aparecía con esas
muletas altas en las que apoyas todo el peso en las axilas, y yo mientras no dejo de
mirar la mía que está sutilmente tirada en el brazo del sofá, pensando como
algo que debe tener la misma finalidad puede ser tan diferente y cuál de las
dos sería realmente más efectiva. Bueno, el caso es que lo busqué en Google y éste
no supo darme la respuesta. Lo cual me dejó más atónita si cabe.
He de reconocer que, en esta semana de convalecencia, no ha sido la única pregunta sin respuesta que me ha surgido.
¿Por qué no soy consciente de mi cuerpo y de la suerte que
tengo cada día cuando todo está en orden? Lo difícil que es cuando algo mínimo
falla y lo duras que deben ser algunas enfermedades de meses, años. Me pregunto
cuál será la mía, cual será mi futuro y cual será mi calidad de vida en un
futuro.
Esto me llevo a la siguiente pregunta. No voy a ser madre. No
quiero ser madre, pero… ¿Qué consecuencias tendrá no ser madre? ¿Me
arrepentiré? ¿Quién me cuidará cuando lo necesite? ¿La soledad me hará
arrepentirme de esto? Elijo no ser madre, pero también elijo caminar sola y en
sus consecuencias. Confío en mí, confío en saber gestionar estas dudas cuando
vengan en un futuro y debo ser consciente en ese momento de que no fui madre,
porque realmente no quise serlo.
Pienso también como seré yo cuando no estén ellos, mis
padres. Ahora mismo son las únicas personas que tengo alrededor a diario,
comparto con ellos comidas, cumpleaños, llamadas, mensajes y tuppers. ¿Quién
seré yo sin uno de ellos? ¿Y sin ambos?
¿Estoy en el lugar que quiero estar o estoy en el lugar en
el quiero pensar que quiero estar? Esta maldita pregunta creo que me perseguirá
toda la vida. Supongo que esta alma nómada quedará siempre en mí, aunque no me
mueva de casa. En realidad, he tenido tantas “casas” que no creo que esta sea
la última.
Pienso mucho en cómo nos cambia el tiempo, a veces me
convenzo de que el pasado fue más divertido, aunque muy dentro de mí siento que,
en algún momento, mi vida dará un giro de 360 grados. Es como si algo me dijera
que van a pasarme cosas trepidantes que nunca me imaginaría que pasaran: en realidad llevo esperando
años que esto suceda.