-Cuando somos felices no nos damos cuenta, eso también es injusto.
- Es cierto, deberíamos vivir la felicidad intensamente y tendríamos que poderla guardar para que en los momentos en que nos haga falta pudieramos coger un poco, del mismo modo que guardamos cereales en la despensa o recambios de papel higiénico por si se acaba.
- Debería ser así. Pero no lo es.
- Entonces improvisemos.
- Volvamos a ser felices, pasemos de los sitios típicos y de hoteles de lujo...
- Cádiz o Huelva...da igual, pero perdámonos por el mundo, por nuestro mundo.
Dejarse llevar, suena demasiado bien.
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