Hoy ya es 9 de Enero, son las 5 de la tarde y me dispongo a decirle un último adiós a este radiante sol de mi Andalucía, pues sé que tardaré meses en volver a verlo.
He pasado los controles de seguridad, he buscado la puerta de embarque como si me faltase tiempo...y precisamente hoy, es eso lo que me sobra. No paro de mirar cada 5 minutos el panel de “departures” aún sabiendo que a mi vuelo aún le quedan 3 horas.
He decidido utilizar este tiempo para escribir y pensar lo que vuelvo a dejar en la ciudad donde todos me conocen y me quieren. Ciudad de la que siempre quiero huir, correr, desaparecer y a la que siempre estoy deseando volver.
Muchas de esas personas se estarán preguntando que por qué me pongo triste o por qué lloro al irme. Es cierto, la respuesta no es nada fácil. Yo he decido estar aquí cogiendo este vuelo y volando lejos, lo he decido porque pienso que quedarme en Jaén no me haría bien, no aprendería, no conocería a gente, no hablaría Inglés o ni siquiera lo mejoraría. No sería coherente perderme una ciudad como Edimburgo ni una oportunidad como esta.
Los tiempos en los que todo era bonito y sencillo ya pasaron (Erasmus).
En esta ciudad que me ha acojido durante 3 meses estoy consiguiendo lo que buscaba de eso no cabe duda, vivo con una familia encantadora, la gente de la que me rodeo es divertida y cariñosa así que sólo puedo decir que he tenido mucha suerte. Pero eso no quita que a veces las cosas se pongan cuesta arriba, que tenga que trabajar y ganarme mi propio sueldo, que tenga que ponerme metas para intentar cada día aprender algo distinto, que tenga que pasar un frío de tres pares de cojones, que viva en un país con una cultura totalmente distinta a la mia, que por muy encantadora que sea la familia no es la mia y que si tengo un problema no voy a tener a mis padres para que me lo solucionen teniendo yo sóla que saber arreglarmelas para salir del paso.
Dame cualquier libro del mundo donde se pueda aprender todo esto. Dámelo y entonces lo leeré y me quedaré. Mientras tanto tendré que seguir viendo lágrimas y despedidas de una madre, de un padre, de un hermana o de dos amigas. Cosa que me encoje el alma, el corazón y todos los sentidos posibles.
Yo he elegido estar aquí en este aeropuerto, lo he elegido con todas mis fuerzas con las mismas que si todo va bien, viviré los siguientes 6 meses. La gente me trataba de loca cuando iba a empezar a vivir esta experiencia, ahora me doy cuenta de que los locos eran ellos.
Creo que aunque existiera ese libro, no lo leería. Prefiero vivirlo.